Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, I



Comentario

Capítulo séptimo


Del cuarto signo, llamado ce xúchitl. Los hombres que nacían en él dezían que eran alegres, inginiosos y inclinados a la música y a plazeres, dezidores, y las mugeres grandes labranderas, y liberales de su cuerpo si se descuidavan. Dezían este signo ser indiferente a bien y a mal

El cuarto signo se llama xúchitl y tiene treze casas. Este ce xúchitl tenía la primera casa; la segunda de este signo tenía ume cipactli; la tercera yei écatl; la cuarta naui calli; la quinta macuilli cuetzpali; la sexta chicuacen cóatl; la séptima chicome miquiztli; la octava chicuei máçatl; la novena chicunaui tochtli; la décima matlactli atl; la undécima matlactlionce itzcuintli; la duodécima matlact[i]omome oçomatli; la terciadécima matlactliomei malinalli. Todas estas casas tenían por mal afortunadas; tambi[é]n dezían que eran indiferentes.

Dezían que cualquiera que nacía en alguna de estas casas, ahora fuesse noble, ahora fuesse popular, sería truhán y chocarrero y dezidor. Su ventura era su consolación y recibiría gran contento en estas cosas si fuesse devoto a su signo. Y si no tenía en nada a su signo, aunque fuesse cantor o oficial y tuviesse de comer, hazíase soberbio y desdeñoso, y mal acondicionado, y presumptuoso, y no tenía en nada a los mayores, ni a los iguales, ni a los viejos ni a los moços; con todos hablava con soberbia y con desdén.

A este tal todos le tienen por desatinado, y dizen que dios le ha desamparado y que por su culpa ha perdido su ventura, y ansí todos le menosprecian. Y él viéndose menospreciado de todos, de pena y congoja cae en alguna enfermedad y con ella se empobreze y se haze solitario, olvidado de todos, y dessea su muerte y dessea salir de esta vida, porque nadie le ve ni visita ni haze cuenta de él. Y todo cuanto tiene se le deshaze, como la sal en el agua; y muere en pobreza que apenas tiene con qué se amortajar. Y esto le acontece por ser indevoto y mal agradecido a su signo, y por ir tras sus malas inclinaciones, desgarrándose y despeñándose por sus vicios; y dezían que esto le acontecía por haver perdido la ventura de su signo.

Y si alguna muger nacía en este signo que se llama ce xúchitl, dezían que sería buena labrandera, pero era menester para gozar de esta habilidad que fuesse muy devota a su signo y hiziesse penitencia todos los días que reinava. Y si esto no hazía, su signo le era contrario y bivía en pobreza y en desecho de todos, y también era viciosa de su cuerpo y vendíase públicamente. Y dezían que aquello hazía por razón del signo en que havía nacido, porque era ocasionado a bien y a mal.

También dezían que los señores bailavan en este signo por su devoción los días que les parecía. Y cuando havían de començar esta solemnidad, ponían dos varales con flores a la puerta del palacio, y aquello era señal que havían de bailar a honra de este signo algunos días. Y el cantar que havían de dezir, mandava el señor que dixessen, el que se llama cuextecáyutl o tlaoanca cuextecáyutl o uexotzincáyutl, o el que se llama anaoacáyutl, o alguno de los otros que están aquí señalados.

Y también los que tenían cargo de guardar los plumajes con que bailavan sacavan todos los plumajes que tenían para que tomasse cual quisiesse el señor, y conforme a aquél davan sus divisas o plumajes a los principales y hombres valientes y soldados, y toda la otra gente de guerra. Y también davan mantas y maxtles a los cantores y a los que tañían tepunaztli y atambor, y a los que silvavan, y a todos los otros bailadores y cantores. Y dávanles de comer a todos éstos diversas maneras de tamales y diversas maneras de moles como aquí se declara. Y cuando ya estavan enhadados de este baile, quitavan los varales que havían puesto en señal y quemávanlos, y luego todos cesavan de bailar en el palacio; pero los principales en sus casas podían bailar.